domingo, 18 de abril de 2010

9 de Enero de 2010. PAULE O MI "MISERY" A LA FRANCESA.



París.
En Dijon me acogió David (Deivid), un coreógrafo estadounidense que ahora traduce textos especializados de danza del francés al inglés. Tiene un pisito chulísimo típico de persona culta, sencilla y tranquila, atiborrado de libros. Tiene estanterías con libros hasta en el lavabo frente al WC.
David me enseñó Dijon y me explicó donde debía ponerme para que me tomara un coche dirección París.
La salida de Dijon pintaba bastante ideal porque a partir de ese punto sólo hay autopista y esta no atraviesa ningún otro núcleo importante que no sea París, por lo que la mayoría de coches que circulaban por ahí llegan directos a la capital en apenas unas horas. No obstante, y a pesar de que conseguí coche antes del mediodía, yo no llegaría a París hasta la noche…
La mujer que me cogió se llama Paule y llevaba un coche viejo y pequeño estilo cuatro latas. Debe tener la edad de mi madre y me trató como una durante todo el viaje. Tenía un aspecto menos cuidado que mi progenitora y llevaba unas gafas redondas que le daban un aire simpático y cómico.
- Entra, entra. ¿Cómo te voy a dejar ahí nevando y con este frío? Y tranquilo, ¿eh? Nunca he tenido un accidente. Tengo que decirte que tardaré en llegar a París porque tengo que comprar un faro nuevo para el coche y quiero pararme a catar vino. ¿Te importa?
- No.
Lo que menos me importaba era lo del vino, claro.
La conversación con Paule fue agradable. Es de Dijon y había bajado para hacer fotos de la nevada y hacerle una visita nostálgica a su región. Me dio pan de especias de Dijon, que es una especie de pan abizcochado dulce súper bueno que le recordaba a su infancia. Con las manos congeladas aún del frío yo fantaseaba con una taza de chocolate caliente para mojar el pan.
Unos cientos de kilómetros después nos llevamos un chasco con lo del vino porqué la granja que hacía la degustación estaba cerrada hasta el 15 de enero. “Bueno, así llegamos antes a París” pensé yo.
De camino al taller para comprar los faros le explicaba a Paule mis prácticas con gitanos rumanos y las visitas a los campamentos. Ella se mostraba muy receptiva, con lo que me creí afortunado por estar acompañado de una filántropa. Pero esa sensación fue degenerando cuando empecé a notar que la mujer relacionaba de manera extraña a mis gitanos con un terreno perdido en un pueblucho a 100 km de París, que quería vender como fuera. Paule pensó que tal vez mi asociación estaría interesada en comprar el terreno para los gitanos. Ante semejante disparate me apresuré en responder que las asociaciones no compran terrenos así como así. Continuó hablándome de su terreno y en un momento dado me dice:
- Venga que vamos en un momento y así me dices si vale como terreno de acogida o no.
Yo estaba ejerciendo de co-piloto y casi se me cae el mapa de las manos. Hacía un rato me había indicado donde estaba el terreno y suponía dar un monstruoso rodeo al este (Como de Barcelona a Girona cuando tienes que ir a Lleida, para que me entendáis)
- Bueno… Ya con lo que me ha dicho yo creo que es muy probable que les interese… Me ha dicho que el terreno tiene agua, electricidad, 150 m2…
- 2000 m2.
- …2000 m2…
...
Esa prueba clara de mi enemistad con el sistema métrico debió aclararle a la señora mi necesidad de ver el terreno antes de hablar.
Yo seguía intentando evitar la enorme pérdida de tiempo que supondría ir al puto trozo de tierra.
- Yo creo que sí… Ya le doy los datos de la asociación y usted llama, no hay ningún prob…
- De todas formas iremos para ver cómo está.- zanjó Paule.

El secuestro no tenía razón de ser. Al llegar, ni siquiera bajamos del coche. La mujer quería meter tropecientas familias de gitanos rumanos mendigantes en un terreno en que cabía una casa, dos columpios y una piscina, en el corazón de una urbanización macro-pija de un pueblo perdido de la montaña. Estaba en manos de alguien que tenía menos luces que su coche. Al fin se contentó cuando le expliqué que era pequeñísimo, que ninguna asociación se arriesgaría a tener problemas con los vecinos de esa manera y que los gitanos en dificultad suelen necesitar una gran ciudad cerca para mendigar.
Con el faro finalmente en nuestro haber y a pesar de que la señora decidió volver a parar en un área de descanso, y de que aferrada al volante, escuchando con fervor la emisora de radio de tránsito nacional sugirió la amenaza de tenernos que quedar toda la noche allí por miedo a la helada en la carretera, llegamos a París a las 20h de la tarde. Mi amiga Hélène me esperaba en su piso.
Fotos: 1. Ocaso en el coche de Paule.
2. Dijon y la bestia.

5 comentarios:

  1. jajaja q secuestro tan surrealista!!! me encantaria ver una evolucion de tu cara a lo largo del viaje con paule...

    lo q me he reido con la frase: "Estaba en manos de alguien que tenía menos luces que su coche."

    1 abrazo nene!!

    ResponderEliminar
  2. "- Bueno…Ya con lo que me ha dicho yo creo que es muy probable que les interese… Tiene agua, electricidad, 150 m2…
    - 2000 m2.
    - …2000 m2…"

    xDDDDD

    Muy bueno, ahí Paule vio que no tenías ni puta idea de terrenos, la cagaste, Burt Lancaster.

    "- Entra, entra. ¿Cómo te voy a dejar ahí nevando y con este frío? Y tranquilo, ¿eh? Nunca he tenido un accidente. Tengo que decirte que tardaré en llegar a París porque tengo que comprar un faro nuevo para el coche y quiero pararme a catar vino. ¿Te importa?
    - No.
    Lo que menos me importaba era lo del vino, claro."

    me pregunto dónde se quedó la cata. Pobre Jose!! :(
    Ni cata de vino ni hostias, y encima lo secuestran... Por no mencionar el fantástico retrato que haces de la mujer en dos líneas de sus propias palabras. Genial.

    mmmmm, "pan de pis", jaja, qué rico.

    ResponderEliminar
  3. El pan d'épice mis compañeras de piso darán fe que lo he intentado hacer varias veces y me sale una especie de chicle asqueroso...
    La evolución de mi cara sería bastante interesante de ver efectivamente, Alvaro! Recuerdo que hubo un momento en que noté q no estaba muy bien amoblada la señora y ahí se me debió ya poner cara de susto... XD

    ResponderEliminar
  4. ayyy, qué buena anécdota!!! lástima que no hubiese vino. el pan ése es el que me hiciste un día para merendar con chocolate??? me ha parecido tan entrañable si lo era... ¿cómo me pudiste hacer como el pan sin hacerme partícipe de la historia?? me hubiese gustado másss!

    ResponderEliminar
  5. El mismo! Tengo que probar de hacerlo con harina de centeno como dice la receta pq con la de trigo queda mal. No te conté que me lo dio a conocer una señora q me cogió por el camino?? Qué fallo!

    ResponderEliminar