lunes, 26 de abril de 2010

10 de Enero de 2010. ¿CARA RISUEÑA PERO CASTA...



20h. París.
Los días en París están resultando reveladores. Tengo mucha suerte de haberme podido quedar en un piso de estudiantes y sobre todo en este en concreto.
Mi amiga Hélène vive con dos chicas griegas, Georgia y Theresa, que conoció en la Cité Universitaire, una residencia universitaria internacional que alberga a estudiantes de doctorado por casas nacionales. Además de intelectuales, estas griegas son cálidas, divertidas y de las personas más interesantes que he conocido en mucho tiempo. El piso desvela enseguida todo eso. Decoración pintoresca y descuidada, objetos frikis como una tostadora que tuesta “I love you” en el pan, una lata de salchichas de hámster de broma colocada entre las demás conservas de la cocina que siempre hace reir a los que conocen el insider y libros, libros por todos lados: de filosofía, de psicología, literarios y incluso de teología… Pero también revistas Elle y comics. Estos últimos parecen elegidos con criterio cuando les das un vistazo.
El viernes llego a este piso de la Gare de l’Est para encontrarme a una Hélène contrariada, conflictuada y jodida por temas amorosos. Salimos y me lo cuenta todo.
Ante la necesidad de animarse un poco Hélène organiza una fiesta de tranquis para el sábado por la noche. Cuando me lo dice yo llevo ya un rato elaborando mi follomapa. Es decir, llevo un rato marcando sobre un mapa de París, con la ayuda de Google y Google Maps, algunos sitios gayers interesantes para conocerlos por la noche. Le digo a Hélène que me quedaré a su fiesta a tomar algo y luego me iré.
Y esa noche resulta verdaderamente paradigmática con respeto al único motivo por el que nunca me quedaría a vivir en un sitio pequeño como Grenoble: la necesidad de un mundo explícitamente gay por podrido que esté.
En una sola noche paso de estar acompañado por un grupo de gente estimulante y viva no reunida por algo anecdótico como el instinto sexual sino por afinidad, a la frivolidad vacía, nociva e irreal del ambiente gay.
Desgraciadamente, la fuerza de la estadística hace que en ese primer ambiente dado naturalmente por afinidad el índice de chicos que puedan darme lo que mis instintos piden sea escaso sino inexistente.
En esa fiesta me reí como casi nunca me he reído. Los griegos tocaron instrumentos, algunos rarísimos, cantamos canciones y hablamos de muchas cosas entre ellas de mi viaje. Mi pizarra blanca a lo sordomudo les hizo mucha gracia en concreto…
Les parecí cómico incluso cuando con más vehemencia hablaba. Fui la causa involuntaria de estruendosas risas cuando hablando de lenguas expresé mi indignación ante la palabra francesa “pastec”(sandía). Decía yo: ¿Cómo puede una palabra fracasar tanto al tratar de evocar algo exótico, rojo y bueno como la sandía? Sandiiiaaa, en castellano sí se evoca, pero ¿"pas-tec"?...
Cuanto más se reían más serio hablaba yo y en consecuencia más se reían ellos. Y al final acabé haciéndome gracia hasta yo.
Fue duro coger el follomapa y cerrar la puerta detrás de mí.

5 comentarios:

  1. Me encanta lo del follomapa, genial!

    tienes totalmente razón en lo de "pastec", pero qué mierda de palabra es esa???

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  2. Es una mierda de palabra. Con las palabras tan guays que tiene el francés para casi todo y llegan a "sandía" (sandíaaaa, síndriiiia) y se ponen técnicos, "pas-tec" y la cagan estrepitosamente! Uno espera eso del inglés q es lógico y frío y mola por eso (water-melon, que dices "Of course, what else?" pero del francés...decepción, decepción.

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  3. jajaja ayyy puedo entenderles tanto cuando se reían de tu seriedad... hablando de la palabra pastecc.
    pero bueno el destino del homosexual te llevó a partir, puedo entenderlo... La soledad del homosexual de fondo... XD
    espero q por lo menos sacases frutos carnales

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  4. Ay Son Sonix!! M'has entendío! Este era un post profundo... Lo de los frutos carnales lo verás en el próximo capítulo. De hecho son dos en uno:
    1. Noche con heteros molones q no me van a dar lo carnal que necesito.
    2. Continuación con gente carnal pero cuya carne está podrida y no tienen ningún interés.

    Conclusión: aunque parezca mentira necesité lo segundo y sigo haciendolo por eso no viviría en un sitio como Grenoble.

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